La meditación, estudio científico y efectos. Ampliación
Los efectos que se detallan debido a la práctica de la meditación han sido demostrados científicamente.
La práctica de la meditación modifica la actividad cerebral, actividad que puede ser observada mediante técnicas de imaginería cerebral en sus distintas áreas, y que generan cambios produciendo los efectos positivos que a continuación se indican.
Luego podemos decir, después de una constatación científica, que la meditación mejora las distintas funciones fisiológicas y psicológicas. Diversos efectos positivos tienen lugar sobre el organismo cuando se modifica la actividad cerebral u ondas cerebrales.
Las ondas cerebrales de los meditadores indican una gran relajación. Se observa un aumento en el nivel de ondas alfa, incluso con los ojos abiertos. Existen cuatro clases de ondas en nuestro cerebro:
- Las ondas Beta que se relacionan con el estado de vigilia, estado de extraversión, intelectual, de tensión y que generalmente la persona corriente no puede cambiar a voluntad, si puede hacerlo aquél que se entrena en la Meditación.
- Las ondas Alfa que definen un estado de relajación así como un estado subconsciente. A este nivel uno comienza a situarse en el plano donde radican las tensiones, descubriéndolas y tratándolas.
- Las ondas Theta, que es el estado de inconsciencia total.
- Las ondas Delta que están relacionadas con nuestra supraconsciencia.
Efectos de la meditación:
- A nivel fisiológico
Resistencia a la entrada del aire. Durante la Meditación, los pulmones toman menos volumen de oxígeno y la frecuencia de respiración disminuye de 12 a 16/minuto, a 4-8/minuto. Al mismo tiempo, la resistencia a la entrada de aire se reduce en un 20% lo que significa que el aire entra más fácilmente en los pulmones. Esto puede ser beneficioso para los asmáticos ya que ellos tienen una mayor resistencia a la entrada de aire que lo normal. Esto es único de la Meditación y no sucede con el descanso.
Reduce el metabolismo, es decir, la actividad celular, por una disminución de la utilización de oxígeno y formación de dióxido de carbono, 50 a 75% por debajo del determinado científicamente como el mínimo necesitado por el cuerpo.
El lactato químico relacionado con la tensión y el sobreesfuerzo, disminuye con la meditación.
Elevación de las defensas inmunitarias. Se ha demostrado que unas semanas de práctica meditativa regular son suficientes para mejorar las reacciones inmunitarias o aumentar la cantidad de linfocitos, células de defensa.
Mejora de las funciones cardiacas. El corazón bombea menos sangre, pues disminuido el metabolismo la cantidad de oxígeno es menor. Los tejidos descansan y se recuperan. Las energías dedicadas al metabolismo pueden dirigirse a la curación y purificación de residuos.
Disminución de la liberación de cortisol y por tanto del estrés. El problema más frecuente de cortisol elevado es el estrés, el nerviosismo y la irritabilidad por lo que la práctica de la meditación va a contribuir a disminuirlo y paliar los numerosos no deseables.
Regulación de la tensión arterial. Existe una buena razón para pensar que los continuos estímulos en el cambio ambiental del sistema nervioso simpático son responsables de la gran incidencia de hipertensión y enfermedades similares en nuestra sociedad. En estas circunstancias, un estado hipo-metabólico representante de quietud y no de hiperactividad del sistema nervioso simpático será señal de una mejor salud.
La resistencia galvánica de la piel (GSR) aumenta cuanto mayor es el grado de relajación (meditación 500%, sueño 250%). La resistencia galvánica de la piel está en relación con las glándulas sudoríparas. La sudoración del cuerpo está regulada por el sistema nervioso autónomo. Si la rama simpática de éste está muy excitada (por una actividad emocional), la actividad de la glándula sudorípara aumenta también. Por otro lado, este sistema SNS está involucrado en la regulación del comportamiento emocional, y este comportamiento si no está regulado disminuye la resistencia galvánica de la piel (causando excesiva sudoración). Otros estados como el estrés, la fatiga y la responsabilidad parecen estar también relacionados.
Disminución de las manifestaciones cutáneas de la psoriasis y otras. La piel es el órgano donde tienen lugar muchas somatizaciones, en principio por una debilitación del sistema inmunológico y cuyas causas proceden del impacto que producen las emociones y la desarmonización energética consecuente en otros órganos. La meditación disminuye el impacto emocional y fortalece el sistema inmunológico.
Disminución de los dolores crónicos en general. El dolor crónico tiene una gran relación con la actividad emocional y los estados de ánimo, por ello la meditación es de considerable ayuda en estos casos. Esto puede explicarse ya que son los impulsos nerviosos los que generan los dolores crónicos y a su vez las emociones son esenciales en el funcionamiento del cerebro.
Influencia sobre la expresión de los genes. Más impactante es como a nivel genético, la práctica de la meditación puede modificar la expresión de los genes, es decir la producción de proteínas, creando de esta manera una influencia directa sobre el organismo. Más de 2000 genes implicados en el mecanismo de la reactividad al stress (inflamación, producción de cortisol, muerte celular…) son inactivados por medio de la meditación. Se ha constatado modificaciones de la expresión genética, disminución de genes ligados al estrés, antes y después de haberse entrenado a la meditación. Sea cual sea nuestro capital genético, la práctica de la meditación sistemática, según estudios comparables, limitaría ciertas predisposiciones hereditarias.
Frena el envejecimiento celular. Otro importante estudio ha demostrado que la meditación estimula la telomerasa (un encima formado por un complejo proteína-ácido ribonucleico con actividad de polimerasa que está presente en células de la línea germinal, células fetales y en algunas células madres poco diferenciadas), frenando el envejecimiento celular y mejorando las variables psicológicas, de las cuales parece ser un marcador.
- A nivel mental o psicológico.
Descenso de pensamientos rumiantes (ansiedad). La práctica meditativa enseña a no fijar los pensamientos preocupantes sino a tolerar su presencia sin adherirse a ellos. No se puede impedir que los pensamientos negativos surjan en la mente, pero se puede disminuir la reactividad con relación a ellos, y por lo tanto la dependencia y el consecuente comportamiento.
Disminución de los ciclos depresivos. Mediante la meditación los ciclos depresivos que tienden a repetirse van a ir cediendo, cada vez con menor frecuencia.
Mejora del bienestar subjetivo. La meditación mejora la estabilidad del sistema nervioso autónomo y por ello, crea mayor resistencia a la tensión. Los meditadores tienen una menor respuesta a estímulos externos, en términos de reacción a la tensión.
Mejora de la atención. La meditación en sus primeras fases, mediante el control de la respiración, produce un estado calma de pensamiento a través del cual se forja la presencia y la atención.
- Efectos de la meditación en el plano espiritual.
Tras las primeras etapas de la meditación la mente se transforma en un nuevo vehículo de percepción con el que desarrollar la espiritualidad es decir, las capacidades del espíritu, que no son otra cosa que la expresión de cualidades inherentes a él: la generosidad, la solidaridad, la sensibilidad, la compasión, la tolerancia, la sabiduría, el sentimiento, todas ellas tendiendo hacia lo único verdadero, el amor, un amor incondicional que una a todas las criaturas vivas y que en realidad es la razón de nuestra existencia.
Sea por la disposición natural a dichas cualidades o por la meditación sobre ellas, marcan un bienestar subjetivo, modificando la actividad cerebral y creando a la vez comportamientos solidarios y actitudes responsables y altruistas. Dichos comportamientos y actitudes generan una alegría corporal y mental que incrementa la energía vital redundando en un equilibrio, regulación y estimulación de funciones que desembocan por un lado, en una perfecta salud psico-física y por otro, en un conocimiento y liberación de sí mismo.
La meditación como una solución
Y así, con todos sus efectos positivos, aparece la meditación como un estado único que permite mayor descanso y recuperación que el descanso normal como el sueño. El cuerpo y la mente se benefician de la meditación. El número de técnicas disponibles es amplio y debe escogerse la mejor para cada individuo para poder obtener los mejores resultados. Después, la práctica continuada aportará los beneficios.
Actualmente la meditación se nos presenta como una solución. Está siendo conocida y además entendida, como resultado del aumento de su estudio e investigación científica, lo que hace que siendo reconocida como ciencia de la mente con efectos demostrables, gran parte de los profesionales de la salud comiencen a recomendarla y a recetarla.
Conclusión
Si todos los efectos positivos resultantes de la meditación, los fisiológicos y psicológicos, atestiguan y confirman que son mecanismos exactos, su práctica continuada debería ser una actividad cotidiana para recobrar y mantener una buena salud y comportamientos dignos al ser humano.
Podemos finalizar, considerando la práctica de la meditación como un instrumento que predispone al bienestar interior lo que a su vez regulariza todas las funciones orgánicas, siendo no obstante, la realización del ser la verdadera finalidad.
Animo buena práctica y buenos efectos.
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